Saliendo del cuadro. Atravesando barreras.
Maltratando la tela que durante tantos años ha servido de soporte.
Rasgándola, humillándola, apartando de sí cualquier vestigio,
resto de idolatría, narcisismo, complacencia.
Escupiéndola, acribillándola, liberando a la idea
del marco, el molde y sus fronteras decimonónicas.
Ahora, ya, sólo la obra en absoluta libertad creativa.
Este es el testimonio de esas vidas que pasan por nuestro lado, a diario, y ni siquiera nos rozan. Son
invisibles, transparentes, inofensivos, mudos. Ocupan nuestro entorno. Llenan los hogares, las fábricas, las
calles, los metros, las carreteras, toda la tierra.
Podrían estar o no estar y lo mismo daría.
Tras su apariencia ingenua y colorista, viven sufrimientos
silenciosos,
injusticias, auténticas tragedias. Pero aún se atreven a sonreír y sacarle jugo a esta vida tan perra.
No los mires con desdén, empápate de sus vidas y trátalos con respeto porque tú también podrías ser
uno de ellos y no haberte dado cuenta.
Este es el testimonio de esas vidas que pasan por nuestro lado, a diario, y ni siquiera nos rozan. Son
invisibles, transparentes, inofensivos, mudos. Ocupan nuestro entorno. Llenan los hogares, las fábricas, las
calles, los metros, las carreteras, toda la tierra.
Podrían estar o no estar y lo mismo daría.
Tras su apariencia ingenua y colorista, viven sufrimientos
silenciosos,
injusticias, auténticas tragedias. Pero aún se atreven a sonreír y sacarle jugo a esta vida tan perra.
No los mires con desdén, empápate de sus vidas y trátalos con respeto porque tú también podrías ser
uno de ellos y no haberte dado cuenta.